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22 de abril de 2022

Usted, ¡anciano!

I

 Su vergüenza, como resolana

en la antesala, en la postrimería,

arrebató su calor y poca alegría.

Creo que se dijo: "qué macana".


Despreciado, a veces, por su brillante

ausencia. Amado, con recio talante:

como un satélite orbitó alrededor,

junto a la luna, hasta el áureo despertar.


Húmedo y oscuro escondite eterno;

sabe de quién los caprichos del corazón,

sediento incluso de autoinmolación.

Se replicó con elevación y razón.


Ni el corazón está ausente de ideas,

ni la conciencia ausente de sangre.

A pesar de su vergüenza, no es su obra, 

en esta carrera de relevos zozobra.

2 de enero de 2022

Desde, por y para Siempre. Sapientia et fortitudo

 Verte llegar, hasta aquí, ha sido mi gran anhelo durante todo este tiempo indeterminado, vasto e incalculable. Tan sólo pensar en su extensión me estremece. Mas cuando olvidamos nuestros anhelos y sepultamos nuestros dolores acabas por arribar, o lo he hecho yo, y nos fundimos el uno con el otro en una amalgama tan bella por fuera como por dentro. Sí… tan prístina esencia acaba por golpear cualquier cimiento o columna instalada con celo o sin él y termina por demostrar que cualquiera de esos, fantasmas, no son más que espantapájaros ataviados. No olvides a los pájaros, son tus alas.

Milton Delordo