Tanto andamos desde aquel arroyo hacia la colina que nuestras piernas flaqueaban despavoridas. La grava a cada paso se
volvía más y más intangible pero caminábamos
anhelantes. Flotábamos ante aquel magnífico ocaso y vimos, de repente, cómo esos pasos ascendentes tornaban el suelo en un
gigante vacío de fondo infinito tan hermoso. Quizá, pensamos, las tierras y las aguas sí son nuestras.
18 de agosto de 2016
27 de julio de 2016
Ven junto a mí, acompáñame
Hemos buscado debajo de las piedras, en el fondo y el largo de un arroyo. Hemos buscado también más allá de una colina, al fondo del camino que lleva y sigue al arroyo. Hemos también de buscar atrás del horizonte para ver cuánto tiene de profundo el infinito.
6 de junio de 2016
Acerca de Escribir
Hecho por jjpeabody http://www.deviantart.com/art/Glacier-613218085 |
Como escritor, al
igual que los demás sin dudas, me resulta extraordinario leer luego de un tiempo lo que he terminado de escribir. Pero extra-ordinario en su sentido literal. Es realmente un acto muy
significativo ya que, de todo lo escrito en la historia humana, leer se
puede leer cualquier cosa, pero leerse a uno mismo, a ese que alguna
vez fuimos, es sin duda extraordinario. Se puede sentir una extravagante
sensación de enajenación con uno mismo que extrapola a ese Yo con el que tan acostumbrados vivimos. Y mientras más nos leemos, más surgen nuevas preguntas sobre la propia persona
y la existencia. Se puede, por ejemplo, en una posible primera instancia, comenzar a reflexionar en la práctica de la escritura, en los tipos de textos que
nacen de la misma -el por qué- y en las emociones y pensamientos que
en el momento de escribir aquellos textos se hallaban en uno. Está claro que en
cada individuo sus preguntas son particulares y diferentes pero son reflexiones que surgen de querer
explicar lo que nace dentro nuestro, buscando quizá pruebas de qué carajo
hacemos viviendo. Cierto que algunos lo hacen y otros huyen de ésto. Yo creo que no hacerlo es similar a
caminar hacia una dirección sin saber por qué.
Hablar acerca de
escribir es irónico porque, a fin de cuentas, uno comienza a
escribir sin razones; comienza, como dijo Carmen Martín
Gaite, por rebeldía (sin saberlo probablemente). A fin de cuenta, los textos
son material del interior -sentimientos e ideas-; pensamientos hechos
letras. Y, a decir verdad, suena a cliché, pero no deja de
ser una valiosísima verdad absoluta. Escribir es entonces,
re-diciendo (no repitiendo xD), dado que otros escritores ya lo han dicho, detener el tiempo.
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Yendo por el costado de la escritura que versa sobre "su belleza" es sabido en el ámbito del estudio de las letras que a los
lectores en general les gusta más los textos con palabras
simples, oraciones cortas y pocas nociones abstractas. Es decir, está mejor visto el texto conciso, definido y no tan lejano a lo fácil de pensar. Ésto,
en definitiva, se debe a una mayor legibilidad y comprensión fluida
del texto y por ende es más fácil predecir o calcular lo que sucederá (es que, no sé por qué, inconcientemente nos encanta predecir y tener la
razón). Ésta simplicidad evita también retroceder en la lectura, tarea bastante
repudiada por los lectores, ganando así mayor aprecio el autor.
Es entonces, desde que los autores quisieron hacer de la escritura su
modus vivendi que ronda en sus cabezas el gran dilema de ¿escribo lo que me gusta escribir o me vuelco a obras con sintaxis de gusto común?
En lo que concierne
a mi forma de escribir, ésta se compone en su mayoría de frases
alegórica-metafóricas (no hago textos de gusto común, al
menos no aún) y me fascina porque allí, dentro de ella, se
encuentra mi verdad. Ya muchos sabrán que dentro de cada escritura se encuentra
la realidad de su autor, aún de manera inconsciente. Lo que uno
expone en letras de manera espontánea o no, incluso para aquel que
redacta un cuento ficticio, no es más que lo que uno tiene dentro y lo hace in situ.
Este blog, al igual
que la práctica de escribir, surgió de la nada y sin una finalidad
definida. Es quizá un intento de lanzar más allá lo que escribo o
de divertirme más luego de ya haberlo hecho escribiendo. Sentir algo
más. Pensar que para otro pueda significar algo es gratificante, aún
si nunca sucede. Porque todo lo que se lee es humanidad. El lector
que me lea leerá lo que, desde su punto de vista, otro ser humano
pensó y quiso expresar. Y lo bello de todo ésto es que cada uno lo
interpretará a su manera, más cerca o más lejos de la verdadera
esencia del texto, así como aportará en sus vidas algo distinto.
Eso es lo bueno acerca de escribir. Y aunque sea yo un escritor
esporádico sé que siempre escribiré. Siempre hallo un retorno (tal
vez a la fuerza). Para terminar, insisto insisto en que, sucede que, así como toda forma de
expresión, éstas no se vuelven parte de uno sino que son uno
mismo.
27 de mayo de 2016
27 de abril de 2016
20 de abril de 2016
De aquél que cree haber visto la verdad
No sé hasta que punto la gente no sabe dónde se mete. Aunque todos somos la gente.
19 de abril de 2016
El Esclavo que Conoce
Hacia algún lugar
de extraordinaria estación y de excelentes disposiciones soy
dirigido, remitido, pero no quiero ir.
-¿Por qué he de ser, desdicha, tal reincidente prisionero?- La causa aparece incierta y el acto en sí mismo repentino, cual invisible
trompazo. Recuerdo que, alguna vez, me dijeron que la libertad está asegurada, que incluso
nos la describen, nos cuentan su ser, pero ¿no cree que, acaso, no
encierra eso en sí mismo una trampa? Las trampas nos atrapan y estar
atrapados nos priva de libertad, al menos de la que nos mencionan. Es por eso que no quiero ir.
Observo dentro de
aquel impecable lugar y noto que uno mismo se vuelve una infección,
algo que no está bien, -¿será debido a nuestros defectos que, como
siempre, vienen por defecto?-. De alguna manera -siempre también- ante tanta
magnificencia nos valemos de tétricas ideas e irresolubles
incógnitas. Resulta inútil e incluso absurdo entonces. La finalidad
misma de estar ahí está tan carente, tan vacía, que da pena, causa un dolor, aún
insignificante, molesto y gris; apenas si tiene otro c-olor. Es por
eso que no quiero ir.
Pero más allá de
ésto, lejos de ella (la dimensión), todo es similar, si no más
triste.
18 de febrero de 2016
Nuestro sitio
Imagine un sitio
infinito lleno de recursos infinitos. Un sitio donde podría ir hacia
donde desee, abierto hacia un abismo inmensurable, hacia lugares
nuevos a cada paso. Un lugar así es al cual pertenecemos, nuestro
universo, pero la mayoría de nosotros ignoramos las afueras de la
Tierra como algo ajeno, algo imposible. No conocemos que nuestra
pertenencia y ubicación son tan inquietantes y maravillosas al mismo
tiempo. Que estamos constantemente girando, no sólo con la Tierra
sobre su eje, si no al rededor del Sol, y no sólo ésto, el Sistema
Solar al rededor del centro de la Vía Láctea y ésta alrededor del
centro del Grupo Local junto a otras galaxias y éste alrededor del
Súper-cúmulo de Virgo y éste también al rededor del Súper-cúmulo
de Súper-cúmulos locales y todavía más. Y mientras giramos
estamos en un punto diferente del universo constantemente, nunca
volvemos al punto en el cual estábamos antes. Cada segundo de
nuestras vidas pertenece a un sitio único e irrepetible. El tiempo
no es más que estar en un punto diferente en este espacio
inimaginable por su extensión. El tiempo no es tiempo, es
espacio-tiempo, es cambiar a todo momento. Y una maravillosa
manifestación de todo ésto es la vida, la existencia o existir
dentro un universo tan grande, vasto y enigmático, tan lleno de caos
y armonía. Su existencia es parte de eso también.
15 de febrero de 2016
Atardecer
Por -y para- la sublime cualidad.
Qué bello
atardecer. El sol, ya bajo, exhausto de resistir en la altura,
languidece anaranjado mientras las nubes, pomposas y algodonosas,
yacen ubicadas con cierto celo escondiéndole medio cuerpo, su mitad
superior, y hacia los lados, coronándola hermosa, como una tiara, a aquella
dorada melena resplandeciente. Ya creo que el mundo, o la mente,
tienden a volverse incomprensibles y sólo desea uno entonces
esclarecer el panorama. Las aves revuelan mansas y brillan una luz,
un fulgor, que les desviste ante miradas ajenas el goce que su vuelo
la naturaleza ha agraciado. Cielo y viento, viento y copa. Sopla el
aire con su habitual indiferencia, con su roce de desmesurada
decencia ¿Cuánto han de resonar, hermosas e inéditas en cada nuevo
caso, las hojas de los árboles? Su canto y danza es acompañado por la
hierba, vigorosa, fuerte e impasible, tan verde y solitaria pero siempre compañera. Qué bello atardecer. Los sonidos endulzan mis
oídos; un piano se oye a lo lejos, una melodía de Liszt resuena.
Todos somos partidarios de la belleza. Sólo hemos de aceptarla tal y
como es; así como se muestra.
A lo lejos sólo
vastos prados se observan y más allá, sutiles y abruptas, debajo de
las nubes, privan de mi vista al horizonte algunas colinas con el
mismo manto que lo que las antecede. No muy lejos de mí, entre
tantos árboles danzantes, postrado un Crespón se muestra siempre
vestido de verano, o al menos eso suelo creer. Así como también
suelo creer que la naturaleza nos pertenece a nosotros los seres
vivos, pero no como una pertenencia egoísta sino como se pertenecen
nuestro cerebro y nuestro cuerpo. Como uno solo, como una entidad
única. Somos la naturaleza. Silban los gorriones mientras uno finaliza su paupérrimo nido (paupérrimo para un ser ambicioso)
con una felicidad que contagia. Mi gato ya no caza, se contenta con
la comida de casa. Observa ahora a los gorriones, como si sintiese
que en un pasado ello significaba algo, pero se limita a descansar y
ronronear sobre mi regazo. A estas alturas, correr detrás de algo es
correr huyendo de otro algo.
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