Las parálisis devienen de la rigidez. La rigidez, a su vez, se produce por la falta de eslaticidad ¿y acaso también de oxígeno? Qué más da, viene este pensamiento y debería estar pensando en lo que estoy haciendo. De otra manera ¡va a salir cualquier cosa! Seguramente si me apresuro a terminar de agujerear con el taladro podré modificar algo más que la pared. Lástima que el ruido de la herramienta tape la relajante música house que se escucha. "Música house" ¡qué mal que suena el nombre del género! Qué poco tienen que ver las palabras con las cosas a las que pertenecen, aunque, a priori, parezcan ser lo que más tengan que ver con el concepto que encierran. ¿Acaso no muestran una ínfima parte de lo que realmente pretenden nombrar? Es que, es inevitable asociarlas con alguna idea, siempre ésta, superior a cómo suena la palabra. Ideas contenidas en el mismo término lingüístico, como aquellas que suele generarme el escucharla, ya sea lo que se piensa como sociedad, o cada persona en particular en los distintos rangos etarios. En este último tiempo las personas que ya van teniendo más recorrido existencial suelen criticar a las de menor recorrido por sus gustos diferentes. Bueno, así mismo ellos fueron reprendidos anteriormente y hoy se cobran una especie de venganza. Termina siendo una repetición, algo mecánico. Problemas generacionales dicen.
Listo, ya es hora de poner los tarugos en los agujeros para hacerlos funcionales a los tornillos que sujetarán el tablero de herramientas. Esta pared la levantó mi viejo no sin dificultades, aunque también es mérito de mi vieja. Ella también es parte de la casa y ha estado en todo momento acá, nadie puede levantar una pared sólo con voluntad. Es llamativo lo reduccionistas que somos, buscando como histéricos insaciables quién tiene el mérito de las cosas bien hechas. El mérito... y en fin, ahora ésto portará los instrumentos que serán en última instancia una extensión de mi mano. Ya veremos qué uso le damos y qué cosas se concretan gracias a ellos. Basta ahora con posicionar el tablero y sujetarlo enroscando los tornillos en los tarugos que puse, tapando los agujeros que hice con el taladro, en la pared que construyó mi viejo con la ayuda de mi vieja. Otra vez, qué mecánico parece todo, qué poco pareciera que queda por descubrir. Pensar en ésto me produce un aburrimiento intolerable. Si no fuera porque ya me pasó en otras ocasiones, y siempre surge algo que me llama la atención tan poderosamente, no sé dónde estaría hoy. Pero a la vez, pensar en ésto me tranquiliza. ¿Dónde tenía que ir al terminar ésto? Cierto. Ya es "hora" de mantener la respiración y volver a ser rígido. El pensador salió del galpón y cerró con llave.